Tuesday, October 24, 2006

Fundamentos: La Matriz de aniquilamiento del Otro

Para poder rastrear una matriz regional de eliminación del “otro” debemos comenzar desde la conquista de América.
Hacia el 1500 se estima que la población americana era aproximadamente entre 90 y 112 millones, mientras que en Europa era de 50 millones. Ciento cincuenta años después, la población aborigen se había reducido a sólo 11 millones: más del 90 % de los habitantes sucumbieron.
Este genocidio no fue causado sólo por el exterminio directo de millones de aborígenes. Las malas condiciones de trabajo, las enfermedades, la disminución de la natalidad, la destrucción del tejido social y del sistema económico son causales de una mayor mortandad.
Como señala Foucault: “El hecho de exponer a la muerte o de multiplicar para algunos los riesgos de la muerte, o más simplemente la muerte política, la expulsión” tiene consecuencias más profundas y más abarcativas que las formas de homicidio directo. (Genealogía del Racismo, 1992:183).
Donal Horowitz dice “... la membresía en un grupo étnico es un problema de definición social, un interjuego entre la autodefinición de los miembros y la definición de otros grupos” (H. 1976)
La idea de la identidad étnica como relación demanda la puesta de escena de un “otro”. Este otro es lo que se encarna diferente. Por eso, todo encuentro interétnico pone en juego la manifestación de los límites.
Que otro grupo se manifieste implica una recomposición leve o intensa de la propia identidad. Toda intrusión significa redefinir la identidad. A distinto “otros”, diferentes “nosotros”.
Desde la conquista de América se puede observar un modelo relacional de identidades, pero de sentido antagónico para el Europeo, que sitúa en el afuera de su grupo, el “europeo”, todo lo que no se asemeja a ellos, y al hacerlo se reconoce a través de ese no-europeo, requiere de él para alcanzar su plenitud. A esto se lo llama etnocentrismo: una valoración positiva de admiración frente a las realizaciones del grupo con el cual un individuo se identifica: el en-grupo; y una diferenciación a los grupos exteriores definido por la aplicación, por parte del individuo, de conceptos, normas valores y criterios del en-grupo.
A la vez, esta valoración positiva del en-grupo y, por oposición, una valoración negativa del afuera, el exogrupo, puede dar lugar a un conflicto en la zona de fricción. En la misma diferencia necesaria para su entendimiento está la razón del conflicto.
Muchas veces, lo diferente y desconocido atrae y atemoriza, por eso es preciso dominarlo para vencerlo y sojuzgarlo, por el hecho de ser perversamente diferente, lo que exige convertirlo en un igual a mi.
Es en esa concepción donde surge el etnocidio: la anulación de la diferencia. Es querer hacer del otro uno igual a mi. El pensamiento etnocida funciona así: hacer del indio, del negro, del gitano otro de si, transformándolo en un indio civilizado, en un gitano sedentario, en un negro cristianizado, etc.
Negar la diferencia, ignorando su identidad, es la clave para ponerlo mejor al servicio del grupo dominante, y cuando esto no es posible se lo suprime físicamente. Si no se puede convertir en un “otro previsible”, en un “otro que se parece a mi” y deje de ser peligroso, se debe eliminar directa o indefinidamente. Esto se llama Genocidio.
Propiamente en la Argentina, esta Matriz continuó existiendo y tuvo como mayor exponente la política del Estado seguida contra los pueblos nativos y cuyo acontecimiento más paradigmático fue la “Conquista del Desierto” encarada por el Gral. Roca.
Para el análisis de los hechos ocurridos en la “Campaña del Desierto”, así como de las consideraciones sociológicas y antropológicas, adjuntamos como ANEXO I el trabajo del Profesor de Historia Mariano Nagy.
Para poner aún más luz sobre el asunto, transcribimos algunas partes de la nota escrita por Osvaldo Bayer el 22 de octubre de 2005 en el diario Página/12, titulada: “Sesenta Fusilados”. En esta nota, hace alusión a algunas publicaciones de la época, como la de La Nación del 17 de noviembre de 1878 (en plena Campaña del Desierto), en la primera página bajo el título de
“Impunidad”: “El tres de línea a fusilado, encerrados en un corral, a sesenta indios prisioneros, hecho bárbaro y cobarde que avergüenza a la civilización y hace más salvajes que a los indios a las fuerzas que hacen la guerra de tal modo sin respetar las leyes de humanidad ni las leyes que rigen el acto de la guerra. Esta hecatombe de prisioneros desarmados que realmente ha tenido lugar deshonra al ejército cuando no se protesta del atentado. Muestra un crueldad refinada e instintos sanguinarios y cobardes en aquellos que matan por gusto de matar o por presentarse un espectáculo de un montón de cadáveres”.
También transcribe unas palabras de Darwin (citado por la Historiadora Diana Lenton):
“escandalizado, que si bien se asesina a sangre fría a todas las mujeres indias que parecen tener más de veinte años de edad para evitar su reproducción se perdona a los niños, a los cuales se vende o se da para hacerlos criados domésticos, o más bien esclavos. Cuando protesté en nombre de la humanidad me respondieron: sin embargo, ¿qué hemos de hacer? Tienen tantos hijos estos salvajes”.
Aristóbulo del Valle, en un discurso en el parlamento, dice:
“Hemos reproducido las escenas bárbaras (no tienen otro nombre) de que ha sido teatro el mundo, mientras ha existido el comercio civil de los esclavos. Hemos tomado familias de los indios salvajes, las hemos traído a este centro de civilización, donde todos los derechos parecen que debieran encontrar garantías, y no hemos respetado en estas familias ninguno de los derechos que pertenecen no ya al hombre civilizado, sino al ser humano: al hombre lo hemos esclavizado, a la mujer la hemos prostituido, al niño lo hemos arrancado del seno de la madre, al anciano lo hemos llevado a servir como esclavo a cualquier parte; en una palabra, hemos desconocido y hemos violado todas las leyes que gobiernan las acciones morales de los hombres”.
Y luego finaliza con una crítica al historiador Félix Luna:
Félix Luna ha escrito en el diario de Morón, Debates: “Roca encarnó el progreso, insertó Argentina en el mundo: me puse en su piel para entender lo que implica exterminar unos pocos cientos de indios para poder gobernar. Hay que considerar el contexto de aquella época en que se vivía una atmósfera darwinista que marcaba la supervivencia del más fuerte y la superioridad de la raza blanca (...) Con errores, con abusos, con costos hizo la Argentina que hoy disfrutamos: los parques, los edificios, el palacio de Obras Sanitarias, el de Tribunales, la Casa de Gobierno”.
Parece ser que Aristóbulo del Valle y Darwin estaban ya “fuera de contexto” porque vivieron esa época. Con el argumento de Luna podríamos justificar hasta a Hitler porque, si bien “exterminó unos pocos millones de judíos, predicó la supervivencia del más fuerte y la superioridad de la raza aria; con errores, con abusos... hizo la Alemania del auto popular y de las primeras autopistas”. Tal cual.
Esta Matriz, lamentablemente continuó vigente. Este año, la justicia, en un fallo ejemplar que fue elogiado por este cuerpo, condenó al represor Miguel Etchecolatz por “delitos de lesa humanidad cometidos en el marco de un genocidio”. Con esto no queremos indicar causalidad ni mucho menos. Sólo señalamos que la Argentina se ha venido desenvolviendo en una matriz cultural que posibilita tales aberraciones.
Por todo lo argumentado hasta el momento, se desprende que es inadmisible moralmente reivindicar los acontecimientos sucedidos durante la “Campaña del Desierto” y la misma campaña en si.
En Lanús contamos con una plaza que lleva el nombre de “Campaña del Desierto”, y esto es una clara demostración de que aun existe en la sociedad una escala de valores que posibilita que a los tremendos hechos aludidos los honremos eternizando su nombre en una plaza.
En las plazas los chicos juegan y aprenden a relacionarse con los otros. Qué destino nos espera si ese lugar de sociabilización y encuentro de los más pequeños es denominado bajo un símbolo de Intolerancia y de Aniquilamiento del Otro.
Creemos que ésta puede ser una oportunidad para, dentro de nuestras humildes posibilidades, reconocer a los pueblos nativos que han sufrido la “barbarie” de militares y políticos en distintas épocas y de las que sufren actualmente.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home